Este blog antes se llamaba "Another One" y mi nick era Ene. Tras meditarlo bastante, decidí dejarlo atrás y hacerle un completo lavado de cara.
¡Espero que os guste!

nex.s

sábado, 27 de abril de 2013

'Runaway'.





"Hacía una semana que Alec se había ido. Me pasaba los días encerrada en mi habitación, dándole vueltas a mis pensamientos. Necesitaba salir e ir a París como fuera. Hacía algo más de un mes que le conocía y se había convertido en una pieza esencial en mi vida diaria. Echaba de menos sus abrazos, su sonrisa, sus intensos ojos azules, su olor a agua marina… Echaba de  menos a todo él.
 Me había planteado intentar olvidar el asunto, no hacer caso a mi corazón que esperaba con ansias poder escapar hacia París, pero su recuerdo permanecía fuerte en mí, y yo no había podido quitármelo de la cabeza. Había una voz en mi interior que me repetía día tras día y noche tras noche que debía salir a buscarle, debía encontrarle, porque yo sola no sabía cómo sobrevivir.
Me preguntaba cómo era yo antes de conocerle, antes de volverme loca por él. Lo único que recordaba es que no solía hacer mucho, me pasaba muchas horas a solas, leyendo, o paseando. La gente de mi instituto no era muy agradable conmigo, más bien me ignoraban, y yo hacía lo mismo con ellos.

Sabía que mis padres no me iban a dejar ir a París sola. Pero intenté que fuera creíble y les dije que tenía a alguien esperándome allí, a una amiga. Al principio no les gustó la idea, pero al verme tan insistente, aceptaron. Ni se molestaron en saber si era verdad que me esperaban, porque, según ellos, estaban demasiado ocupados con su trabajo.
Ya tenía el primer gran paso hecho. Mi madre me compró el billete y reservó el hotel,  ya que le dije que la casa de mi amiga era pequeña, y no cabía nadie más. No me cuestionó, así que le indiqué que buscara un hotel por la zona de Porte d’Italie, que era por dónde Alec se había mudado. Tenía una semana y media para investigar sobre París, sobre donde podría estar él. Busqué información sobre el barrio en el que se había mudado, y aunque sabía que era prácticamente imposible, tenía la esperanza de poder llegar a encontrarle.

Esa semana y media pasó demasiado rápido. Sin apenas darme cuenta, ya estaba en el aeropuerto, despidiéndome de mis padres y preparándome para subir al avión. A partir de ese momento, empezó mi aventura.
Lo primero que hice al llegar a París fue instalarme al hotel. La habitación era sencilla pero cómoda, y ya que estaba cansada del avión decidí empezar la búsqueda el día siguiente, así que me tumbé en la cama y me dormí.
El despertador sonó a las ocho y media, me duché, bajé a desayunar al comedor del hotel, recogí mis cosas y me dirigí al metro. Primero de todo, quería visitar un poco la ciudad. Aproveché la mañana al máximo, y por la tarde, paseé por la zona de Place d’Italie, que no quedaba muy lejos de mi hotel.

Hice lo mismo durante los siguientes cinco días. Al ver que mi búsqueda no daba resultados, dediqué unas horas en investigar sobre la zona. Encontré la universidad de artes gráficas, donde teóricamente, estaba matriculado Alec. Hacía ya casi un mes que estaba en París, estaba segura de que había asistido a clase, así que me informé de los horarios, y fui a probar suerte.
Llevaba más de media hora viendo jóvenes salir de la universidad, pero ninguno de ellos era Alec. “A lo mejor hoy no ha ido a clase. No te desanimes, aún te queda una semana”, me dije. Me dirigí a la cafetería más cercana, y me senté a descansar. Pedí lo que siempre pedía, un café. Sonreí en cuanto lo dije, me recordó los momentos y las tardes que pasábamos juntos en la cafetería en la que nos habíamos conocido. Recordé cada detalle del primer día, como me miraba, la intensidad de sus ojos azules cuando los vi por primera vez y me perdí en ellos.
Ya con mi café en la mesa, observé la gente pasar. Parejas felices, niños, abuelas y hombres con traje, que parecían llegar tarde a todos los sitios. Me fijé en una pareja que en ese preciso instante, pasaba junto la cafetería. Parecían felices. Ella era una chica preciosa, esbelta, el pelo castaño largo y mechas en las puntas, los labios pintados de rojo intenso y gafas de sol, que sonreía al chico al que iba cogida de la mano. Y él me era tan familiar… Era alto, con el pelo negro y corto, también llevaba gafas de sol. Se giró para mirar a su chica, y entonces pude ver su rostro. Entonces entendí porque me era tan familiar. Él vio que le estaba observando, y su sonrisa se cambió por una expresión de sorpresa. Antes de que pudiera reaccionar, pagué el café, y salí por la puerta contraria en la que estaba la pareja. Vi como él le hacía señas a su chica, pero ya estaba demasiado lejos como para oírles. Entonces, él echó a correr detrás de mí. Sabía que me iba a alcanzar, pero yo le llevaba una gran ventaja.

Corría entre la gente, chocando y tropezando, y las lágrimas ya corría por mi mejilla. Era irónico, ahora que le había encontrado, quería huir de él. Quería huir de la persona que me estaba persiguiendo, quería huir de Alec."




Pues nada, aquí tenéis la cuarta parte, espero que os guste, y a ver si algún día comentáis, que pasáis como los ninjas... ¡Gracias por leer!

Ene.

miércoles, 24 de abril de 2013

Crear.



Crear.
Una palabra y tantas maneras de usarla. Es tan extenso el uso de la palabra crear que nunca se podría terminar.
Creamos obras de arte, creamos frases. Creamos sentimientos hacia otras personas, creamos sueños que deseamos cumplir, creamos ilusiones, creamos recuerdos y creamos sonrisas, como también creamos lágrimas. Creamos por sistema, sin darnos cuenta.
El ser humano es capaz de crear lo que se proponga. Llevamos creando desde el inicio de los tiempos, hemos creado inventos y avances, hemos creado idiomas y palabras, hemos creado leyes e ideales, hemos creado fronteras y diferencias, hemos creado armas y violencia, hemos creado guerras y desgracias. 
Nuestras creaciones pueden resultar pésimas, como también pueden resultar excelentes. Pero por muy malas que sean, nunca dejamos de crear. Hasta después de nuestra muerte, seguimos creando; creamos un sentimiento de tristeza hacia las personas que nos han querido al largo de nuestra vida, y les creamos recuerdos que no olvidarán. 



Ene.

lunes, 22 de abril de 2013

'So you know that I'll carry you...'

¡Hola!

Hoy quiero hablaros de un grupo de música muy importante para mí, se trata de Union J.

Union J es un grupo compuesto por cuatro chicos británicos, de 19 a 25 años, que se presentaron en The X Factor UK esta última edición, tres de ellos como 'Triple J' y uno de ellos, como cantante solista, George Shelley. No consiguieron pasar la bootcamp por separado, así que los juntaron en un grupo y llegaron a los Live Shows, quedando cuartos.


Hoy, prácticamente cuatro meses después de que The X Factor terminara, han sacado su primer single, llamado 'Carry You', que saldrá a la venta el 2 de junio en iTunes.
La canción tiene una letra preciosa y un ritmo pegadizo, os la dejo aquí abajo a ver que os parece, a mí me ha encantado desde el primer momento.



Por cierto, he añadido una página al blog, allí tenéis todos los capítulos de la novela que voy subiendo, así queda más ordenado.


Ene.

domingo, 14 de abril de 2013

Un bien demasiado criticado.




Hoy os traigo una reflexión, la verdad es que quería compartir con el mundo lo que pienso sobre el tema de la música y todos los artistas que reciben críticas. Así que, he aprovechado para poner una experiencia que tuve con un compañero de clase, hace ya bastante tiempo. Me gustaría que dejarais en un comentario lo que pensáis sobre el tema, aunque sea en anónimo. Me interesa, mucho. 

Este compañero un chiste llamando a One Direction maricones. A lo que le he contesté que sí les iba a llamar homosexuales, que al menos les llamara gays. Pero no, me contestó que él solo llama gays a las personas que respeta. 
Intenté que entrara en razón, ya que yo no criticaba su música. Le pedí respeto. Pero no, volvió a insultarlos. A partir de ahí, me puse de mal humor. Ese chico es músico, y, además, le gusta el heavy metal, que no tengo nada en contra, al contrario, pero es un estilo que se ve criticado cada dos por tres, y él lo sabe.

¿Dónde quiero llegar yo con todo esto? 
A decir que no hay música mejor que otra. Hay muchos estilos, pero no tiene que ser uno mejor que otro porqué sea más sencillo o más elaborado, porqué la melodía tenga un ritmo u otro. Cada artista tiene su estilo, su forma de trabajar y de hacer las cosas. Las personas somos diferentes las unas de las otras y es normal que no tengamos los mismos gustos, pero tampoco hay que ponerse en contra de lo que gusta a los demás. ¿Qué sería del mundo si solo hubiera un estilo de música? Aburriría, todos escucharíamos lo mismo y nos acabaríamos cansando.

No hablo solo por One Direction, lo he hecho por poner un ejemplo de artista, ya que tuve esa experiencia. Hablo por muchos otros músicos también, otros artistas que se ven criticados día tras día por hacer lo que más les gusta, por cumplir su sueño. Sé que esto no solo me pasa a mí, que  hay mucha más gente a la que le pasa, sean directioners o no, y sé lo mucho que cuesta que personas como este chico entren en razón. 
El mundo de la música debería ser más justo y menos criticado, porqué al fin y al cabo, quien lo hace posible son personas humanas, como nosotros, que no merecen desprecio alguno. Pongámonos en la piel del artista… ¿A quién le gustaría que criticaran su música?



Ene.

miércoles, 10 de abril de 2013

Never say goodbye.


"Bajé las escaleras corriendo, casi tropezando. Llegaría tarde. Y no me gusta. Abrí la puerta y por poco me llevo por delante la vecina del segundo. Con prisas, paré el primer taxi que encontré y me subí a él. Le di la dirección de mi destino y se puso en marcha.

A esa hora, el tráfico era horrible. Había salido a las cuatro menos cuarto de casa y a las cuatro había quedado con Alec en la misma cafetería donde nos encontramos un mes antes. Tal y como me esperaba, tardó una media hora en llegar, y eso que no estaba muy lejos. Pagué al conductor y bajé, fui lo más rápido que pude hacia la cafetería, pero tropecé con el bordillo de la acera. “No me pueden pasar más cosas”, pensé.
Justo cuando me iba a levantar, vi que alguien me tendía una mano. Levanté la cabeza, aún en el suelo y lo vi, sonriente, aguantándose la risa. Estaba increíblemente guapo. Llevaba una camiseta negra, que se ceñía al cuerpo, remarcando su figura, unos pantalones tejanos sencillos, y una chupa de cuero colgando del brazo.
Le cogí la mano, y cuando estuve a su altura, me perdí en sus ojos azules. Desde el primer día que los vi, no me los pude quitar de la cabeza. Le sonreí.
- ¿Tú no puedes ser más torpe, no?  - solté una carcajada, a la que él se unió. – Vamos adentro, venga.
Le seguí hasta la punta de la calle, pocos metros del lugar donde había caído. Me abrió la puerta y me dejó pasar, buscamos una mesa y nos sentamos uno delante del otro. Pedí lo que siempre pedía, un café con leche, pero él cambió, pidió una cola, y me extrañó.
- Bueno, ¿algún otro accidente a parte de lo sucedido?                     
- Estás muy gracioso hoy Alec… ¿te pasa algo? – dije, riendo.
- No, nada, probablemente sea por culpa tuya… Me altera estar a tu lado. – me guiñó un ojo, y creí que me desmayaría allí mismo. – Pero bueno, ¿alguna novedad desde el martes pasado?
- Ninguna. ¿Y tú? ¿Qué era eso tan importante que tenías que contarme?
Vi como le cambiaba la expresión en su rostro, como se ponía serio y tenso. Empecé a preocuparme. Sus ojos daban a saber que no eran buenas noticias, habían perdido el brillo que tenían cuando sonreía, cuando estaba feliz. Cogió aire con fuerza, y colocó su mano sobre la mía, acariciándola. El corazón me empezó a latir cada vez más fuerte. Fuera lo que fuera lo que me iba a decir, no era bueno.
- ¿Alec? ¿Estás bien?
- Yo… Clara… He intentado evitar este momento, pero creo que tiene que ser necesario. Odio las despedidas.
El mundo se paró. Había pronunciado la palabra despedida. Se iba. Las lágrimas amenazaban en resbalar por mi mejilla. No dije nada, esperé a que él finalizara.
- Clara… Me voy. Me voy a París. A mis padres les ha salido una oferta que no pueden rechazar. Y tengo que ir con ellos.
- Pero… pero tú eres mayor de edad ya. ¿No puedes quedarte?
- No, es imposible. – al oír eso, me di por vencida y dejé salir las lágrimas. – Ha sido muy difícil decir adiós a las personas que quiero. Especialmente tú. – Con la otra mano, me levantó la cara y me secó las lágrimas. – Clara, hace poco más de un mes que te conozco, pero sé que eres muy especial. Por ti haría locuras. He intentado todo lo posible para quedarme aquí, contigo. Pero todo ha sido en vano. Ahora mismo no sabes lo mucho que significas para mí.
Mi respiración se había vuelto irregular, le miré a los ojos. Eso aún había hecho más dura la noticia. Esas palabras… Era lo que realmente quería que pronunciara, pero no en una situación como esta. Me lo imaginé de otra manera. Todo más bonito, como un cuento. Pero no, los cuentos no existen. Los sueños, están hechos para soñarlos. En ese momento, no podía pensar en nada más que eso.  
Me llevó a fuera del local, y una vez en la calle, le abracé. No quería dejarlo ir, si hacía falta, me iría con él a París. Quería tenerlo, quería ser feliz con él. Hundí mi cabeza en su pecho y lloré.
- Lo… Lo siento. Te he dejado la camiseta toda mojada. – dije, como pude.
 - No pasa nada pequeña. 
Sus ojos, otra vez. Me llamaban, me decían que le dijera todo lo que sentía. Todo lo que pensaba de él, todo lo que le quería. Pero ninguna palabra surgió de mis labios. Solo podía observarle. No podía dejarlo ir. Y entonces sucedió, le besé. Mis manos subieron hasta su nuca, y él apoyó las suyas en mi cintura. Al principio, fue dulce y suave, ambos deseábamos ese beso. Acabó de acortar la pequeña distancia que separaba nuestros cuerpos, y poco a poco, ese beso se fue volviendo más apasionado. Quería detener el tiempo en ese preciso instante. Solo él y yo, nadie más. Sin impedimentos, ni distancias.
- No hagas esto más difícil de lo que es. Por favor, Clara. – dijo, al separarnos.
- No puedo. Alec, no puedo dejar que te vayas así. Has sido la primera persona por la que he sentido algo de verdad, y ahora te me vas. No, no voy a dejar que esto pase. Si hace falta, me iré contigo.
- Clara… No lo entiendes. – suspiró. - Debo irme. Vamos, te llevo a casa. 
El trayecto hasta mi casa fue silencioso, sin apenas decir nada. Él estudiaría en París, iría a la universidad, quería estudiar artes gráficas. No iba a vivir en el centro, si no que estaría más bien apartado, según me dijo, por la zona de Porte d’Italie. 
Llegamos a mi casa y ambos bajamos del coche. Se paró justo enfrente de mí y volvió a besarme. Esta vez, fue más corto. Apoyé mi frente contra la suya, y volví a llorar.
- No llores, por favor. – Hizo una pausa y puso sus manos en mis mejillas, mirándome fijamente. – Te quiero.
- Te quiero, Alec. – susurré, justo antes de abrazarle.
- Tengo que irme ya…  Clara, nunca me olvides. Promételo. – asentí. Me dio un beso en la frente. - Adiós pequeña.
- Esto no es un adiós, es un hasta pronto Alec. Nos volveremos a ver, lo sé.
Dibujó una sonrisa llena de tristeza en su rostro, subió a su coche, y se marchó. “Te prometo que iré a buscarte. Te lo prometo. No te voy a dejar ir tan fácilmente. Lucharé por lo que es mío. Te quiero, Alec.” Susurré, mientras observaba como se perdía en el tráfico de la tarde, justamente igual que un mes antes. Pensaba ir a París, fuera como fuera."



¡Hola! 
Primero de todo, pediros perdón por el dramón que os acabo de montar aquí, pero lo necesitaba. Como veis, es la tercera parte de "Little light in your eyes", ahora no os puedo dejar así, así que voy a continuar con la historia de momento... Me alegro de que os guste, por lo que me habéis dicho. Así que gracias por leer y espero que os siga gustando. 
                                        





Ene.


PD: Laura, este te lo dedico. 

viernes, 5 de abril de 2013

'Put your Pom Poms down for me'.


Seis años atrás, en 2007, descubrí un grupo de música que me cambiaron la vida. Gracias a ellos, descubrí un nuevo estilo de música que me llevó a conocer a otros cantantes y grupos que han dejado huella en mí. 
Hablo de tres hermanos de Nueva Jersey, Nicholas, Joseph y Kevin, más conocidos como Jonas Brothers.  
Pero después del lanzamiento de este último disco, en 2009, anunciaron su separación. Kevin se casaba y Joe y Nick querían seguir en solitario. 
Lo asumí, al fin y al cabo, todo lo bueno tiene un final, así que me dediqué a seguir sus carreras en solitario, con la esperanza de que algún día volverían a pisar los escenarios como Jonas Brothers.
Pero el año pasado, rebuscando por twitter, descubrí una noticia que me alegró el día: Volvían. Después de tres años, volvían. Volverían a tocar, a hacernos disfrutar con su música, a emocionarnos. Era la mejor noticia que me habían dado en mucho tiempo. 
El 10 de octubre empezó todo con su concierto de vuelta, en el Radio City Music Hall de Nueva York. 
A principios de 2013 se anunció la fecha más esperada por todos los jonatics, el día de lanzamiento de su nuevo single, Pom Poms.
La espera fue larga, pero mereció la pena. A partir del 3 de abril, se puede comprar su single en todo el mundo. 
Y están de vuelta. Vuelven, esta vez con un sonido diferente, que les quita la etiqueta de niños Disney. 
Estamos muy orgullosos de ellos, y hablo por todos los jonatics, que estoy segura de que estarán de acuerdo conmigo.
Gracias por todo, Jonas. 



Por último... sé que han sido y son un grupo muy criticado, pero tienen sus fans y yo soy una de ellas, así que pido respeto, por favor.

Ene.